Ayer, 16 de enero, sólo en el portal de página 12 se leía un “exabrupto” que había tenido el Ministro de Trabajo de la Nación con su empleada doméstica (aclarado luego, empleada de un campo cuyo titular aparente es el hermano del Ministro). Hoy, por suerte, los medios oficiales replican el hecho con detalles, para que todos aquellos que no leen una amplia gama de opiniones en las noticias (solo oficialistas u oposición), puedan enterarse el tipo de persona que está a cargo de un ministerio tan importante como la cartera laboral.
Muchas cuestiones están en tela de juicio y lo que correspondería es una exhaustiva investigación al respecto, tanto por la entidad de los hechos, como por la persona involucrada:
1- Si el insulto existió, que aparentemente lo reconoce el Ministro, por lo cual se diría que si y según él, pide perdón, lo cual evidentemente no alcanza, por su investitura, insisto. Las expresiones que tuvo hacia la Sra. Sandra Heredia exceden ampliamente cualquier permiso que pudiera dar un exabrupto.
2- Si la empleada se encontró si registración en algún período, en algúnos medios se habla de los meses o años anteriores a que el Ministro accediera a su cargo actual. Esto no es difícil de verificar con una mínima investigación.
3- Si el Ministro nombró de manera fraudulenta, en la intervención del sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), a su, en ese momento, empleada doméstica.
Dice en su twitter el Ministro Nacional: “Pido disculpas por el exabrupto que circula en un audio. El mismo es en el marco de un diálogo personal, no condice con mi manera de actuar ni refleja mi forma de ser, y lamento que haya sido utilizado para sacar rédito de él”. Quizas lo mejor hubiera sido que hiciera silencio si esto era lo que tenía para decir. Nadie saca rédito de lo que no ocurre. Una persona, para ocupar un puesto de esa naturaleza, tiene que ser una persona de la que sea imposible sacar rédito. Y él dio motivos sobrados, que por supuesto, se condicen con su forma de actuar y de ser.
En el ámbito provincial no estamos muy alejados, el Ministro de Trabajo de Córdoba, Omar Sereno, dijo textuamente en un audio ante el terrible conflicto por el transporte que azotó a Cordoba en 2017, en diálogo con trabajadores de la actividad: “La naturaleza del servicio de ustedes, que es un servicio público en manos de privados, que como corresponde a todo servicio público en manos de privados, es un servicio (y lo niego si ustedes dicen que yo lo dije) de mafias asociadas en el negocio con las mafias del estado”. Se puede acceder al audio completo aquí, en el minuto 8 está la frase anterior: http://www.po.org.ar/prensaObrera/online/politicas/audio-ministro-cordobes-confiesa-que-el-transporte-publico-esta-a-cargo-de-mafias
El Ministro provincial reconoce mafias de uno y otro lado (empresas y estado), sin inmutarse. Quien sabe de la existencia de mafias debe denunciarlas. Y ni hablar si esa persona que sabe de las mafias es el mismísimo Ministro de Trabajo local. También en el audio sobre el final puede escucharse al Dr. Sereno decir: “a los zurdos los sacamos nosotros”. Y en relación a las empresas que acceden a prestar el servicio, sin tener capital ni las condiciones técnicas, la expresión del ministro cordobés es: “la política es el arte de lo posible”.
Los dichos, ya que en ambos Ministros se coincide en la existencia de audios, dicen mucho de la clase de persona que tenemos en la conducción de los Ministerios de Trabajo, tanto nacional como local. Los valores morales no serían su fuerte y menos la defensa del derecho del trabajo.
Mi área de especialidad es del derecho laboral, pero seguramente esto pasa en muchos o en muchísimos cargos políticos. Y va siendo hora que las personas que no están a la altura moral para ocupar estos cargos, den un paso al costado y permitan que las instituciones funcionen con los valores que la sociedad espera. Con que autoridad podría, cualquiera de estos ministros, sentarse a una mesa de negociación con empresarios o con trabajadores, luego de conocidos los audios a los que hacemos referencia?.
Va siendo hora que como sociedad exijamos que las personas a las que les pagamos muy buenos sueldos por dirigir los destinos de nuestro país o de nuestra provincia, sean personas de bien, de las que no puedan objetarse conductas, ni personales, ni en el ejercicio del cargo. Pero estamos tan acostumbrados a la mediocridad que nos alcanza con decir: por lo menos no roba. Yo me cansé, quiero que no roben y que sean personal con valores morales intachables además de prentender realmente el bien común y trabajar para ello. Es mucho pedir?
Trinidad Bergamasco. Editorial 17/01/2018.
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